Displasia

¿Qué es la displasia?

La displasia es una enfermedad degenerativa. Tiene lugar por una mala formación de las articulaciones de la cadera y codos del perro.

La displasia de cadera o codo se puede dar como enfermedad genético-hereditaria. Pero también ser adquirida, es decir, desarrollarse durante el crecimiento del cachorro. Normalmente por una mala alimentación, por ejercicio excesivo o incluso algún golpe durante el crecimiento del cachorro.

Durante el desarrollo de nuestro cachorro es fundamental una buena alimentación y un ejercicio moderado. Será en este periodo donde más posibilidades tendrá de poder desarrollar displasia, tanto de cadera como de codo.

Será fundamental que sus progenitores estén libres de dichas patologías (nos quitamos así en gran medida el problema genético). Pero no por esto nos aseguraremos totalmente de que nuestro compañero no pueda desarrollarlas y/o adquirirlas.

Causas

Los motivos, como ya hemos comentado, pueden ser de origen tanto genético (donde la herencia genética determinará en gran medida si nuestro cachorro padecerá o no de displasia), heredado de sus progenitores, como adquirido, provocados por una forma de vida y costumbres inadecuadas (alimentación, tipo de ejercicios, traumatismos…).

Síntomas clínicos

En cuanto a la displasia de codo siendo una patología que puede desarrollarse durante crecimiento del perro, los primeros síntomas pueden aparecer en los primeros meses de vida, alrededor de los 5 meses. Mostrando cojera al iniciar el movimiento o tras ejercicio prolongado, a veces acompañado de signos de dolor incluso con pequeños gemidos. En otros casos también podría mostrar apatía.

En cuanto a la displasia de cadera, aunque se desarrolle en edades tempranas (4 o 5 meses) puede que no sea hasta la edad adulta cuando aparezcan los primeros síntomas. Puesto que es una enfermedad degenerativa. La sintomatología es muy similar a la de codo, cambiando obviamente la zona afectada. Puede ir desde una leve cojera tras el ejercicio, pasando por dolor en la pelvis o cadera, rigidez de las patas traseras, espalda curva, dificultad para levantarse… llegando incluso hasta la invalidez.

Es muy importante realizar un diagnóstico temprano de la displasia. Siendo esto la única forma de parar el desarrollo de la enfermedad y paliar el dolor que pueda sufrir cuanto antes. El tratamiento se debe instaurar lo antes posible. Disminuyendo al máximo el dolor además de conservar la mayor funcionalidad articular posible.

Diagnóstico

No hay mejor diagnóstico que las pruebas radiológicas. Es decir, radiografías de los codos y las caderas.

Cierto es que actualmente y con todos los avances propios del siglo XXI se está indagando en pruebas genéticas que vayan más allá de las radiografías. Se sabe que con padres libres de displasia pueden llegar a transmitir dicha patología a su descendencia. Esto es debido a la genética, ellos pueden estar libres de displasia pero genéticamente pueden ser portadores de los genes que la trasmiten. Aunque por norma general con unas pruebas radiológicas sería más que suficiente.

Es decir, debemos asegurarnos que los padres estén libres de displasia. Además dichas radiografías deben ir acompañadas con certificados oficiales y homologados que provengan de organismos fiables como AVEPA (Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales).

En conclusión, los progenitores de nuestro cachorro deberán estar libres de displasia de caderas y codos. Además de acreditarlo mediante el documento oficial que te otorga AVEPA.

Las placas de los padres deberían realizarse cuando el perro ya ha alcanzado su desarrollo y se encuentra en su etapa madura, no antes de los 18 o 24 meses aproximadamente. Finalmente, estas radiografías serán evaluadas por un grupo de profesionales (AVEPA). Calificándolas con una graduación, ya sea por letras (caderas) o números (codos).

Por otro lado, en cuanto a la displasia adquirida, podríamos decir que ésta ya depende en casi su totalidad del propietario del cachorro. Hay que ser especialmente cautos con la dieta, puesto que al fin y al cabo nuestro cachorro está creciendo y por todos es bien sabido que una buena alimentación en cualquier animal, ya sea perro, gato o humano, va a marcar para bien o para mal su desarrollo.

Otros ejemplos para acabar desarrollando displasia podrían ser suelos resbaladizos, exceso de ejercicio, subir y bajar escaleras…

Prevalencia

La displasia puede aparecer en perros de muchas razas, sobre todo las que suelen tener un crecimiento rápido y las de tamaño grande. Estas son las más propensas a padecer displasia de caderas y codos.

Hasta donde conocemos en España, el Rhodesian Ridgeback no tiene una gran incidencia. Es más, personalmente no conozco a ningún ejemplar con dichas afectaciones. No al menos en sus estadios más graves, puesto que debemos tener en cuenta que hay 4 etapas (estadios) en la displasia, tanto de caderas como de codos.

Ahora bien, es precisamente por esto, por lo que debemos ser cautos y exigentes con estas patologías. Un buen plan de cría con pruebas empíricas que demuestren que nuestros perros no sufren de displasia, es fundamental para el buen porvenir de nuestros Ridgebacks.

He aquí la importancia de exigir a un criador las placas de displasia de codos y caderas de sus perros. Es la mejor forma de saber que al menos eliminamos el problema genético.